El boceto y el apunte
Hacer un boceto consiste en captar lo esencial de un modelo o idea y dibujar sus elementos fundamentales, de manera esquemática, para representar lo más claramente posible la idea que queremos expresar. Para ello deberás utilizar sólo los elementos gráficos necesarios para fijar la imagen en tu memoria, por eso debes olvidarte de los detalles o elementos innecesarios e ir a la esencia del motivo. Se pueden hacer bocetos con diferentes técnicas como la acuarela, el óleo, el carboncillo, pero el instrumento más adecuado es el lápiz. Cuando el boceto es muy esquemático y se realiza de manera rápida y directamente del natural se llama apunte.
Si mediante el boceto podemos hacer un estudio, aunque muy general, de elementos como la composición, el volumen, la luz o el color, el apunte se suele emplear para analizar con pocas líneas las características más importantes de las formas.
Los bocetos sirven para tantear diferentes soluciones y ensayar distintas posibilidades formales hasta llegar a concretar lo que será el aspecto de una obra futura. En este sentido, boceto es sinónimo de “primer pensamiento” y así lo llamaron los maestros renacentistas para designar la primera fase de un proyecto, permitiendo prever las características de cualquier obra realizada con otros medios. Este tipo de bocetos está relacionado con la arquitectura, la pintura, la escultura y el diseño en general.
Pero también los bocetos pueden servirnos para expresar mediante el dibujo una idea sobre un papel de manera rápida sin una intención ni un fin determinados.
El boceto se diferencia del apunte en que éste se realiza de una forma esquemática, inmediata y en su estado más puro de creación.
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