EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
Javier Murillo
Una de las fases más difíciles del proyecto de investigación es la elección y
formulación de un problema adecuado.
El problema de investigación adquiere distintos sentidos según los fines que se
plantee el equipo investigador. Puede considerarse
como una dificultad u obstáculo que desconcierta a los investigadores;
como una pregunta que el investigador se plantea de cara a la comprensión
y explicación de un fenómeno de naturaleza educativo y social; o, incluso,
como una situación que el investigador considera como susceptible de
cambio o mejora.
1. Identificación de los problemas
No se dispone de reglas o procedimientos que lleven directamente a la identificación
de problemas de investigación.
Las fuentes de los problemas pueden ser varias:
1. La experiencia derivada de los problemas observados en los diversos ámbitos
de la educación
2. Las innovaciones, los cambios sociales, las reformas educativas.... Desde la
implantación de una nueva ley, como puede ser la LOE, hasta las aplicaciones
de la web 2.0 en como recursos didáctico.
3. La información recogida de seminarios, artículos, libros, etc.
4. El estudio de memorias de investigación ya realizadas: toda memoria debe
finalizar con una apartado de “discusiones” o “sugerencias para futuras
investigaciones”, donde se apuntan nuevos retos que quedan por trabajar. O
incluso la replicación o revisión de investigaciones ya realizadas.
5. El contacto con personas expertas en el ámbito de la investigación educativa.
2. Valoración del problema
Antes de que el problema de investigación pueda ser considerado como apropiado,
deben tenerse en cuenta algunas cuestiones, y sólo cuando éstas han sido
contestadas afirmativamente puede considerarse como bueno.
Algunas ideas para su valoración son:
1. Real: ¿Es nuevo el problema? ¿Se dispone ya de una contestación al
mismo?
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2. Resoluble: ¿Es éste el tipo de problema que puede ser eficazmente resuelto
mediante el proceso de investigación? ¿Pueden ser recogidos datos
relevantes para probar la teoría o encontrar respuesta al problema bajo
consideración?
3. Relevante: ¿Es el problema significativo? ¿Se halla implicado en él un
principio importante?
4. Factible:
¿Tienen el equipo la necesaria competencia para realizar un estudio
de este tipo? ¿Conoce el equipo lo suficiente en este campo para
comprender sus aspectos más importantes y para interpretar los
hallazgos? ¿Dispone el equipo de los conocimientos técnicos
suficientes para recoger, analizar e interpretar los datos?
¿Pueden obtenerse los datos pertinentes? ¿Se dispone de sistemas
o procedimientos de recogida de datos válidos y fiables?
¿Se tienen los recursos económicos y humanos necesarios para
llevar a cabo el trabajo? ¿Que posibilidades hay de conseguir una
financiación?
¿Se tiene el tiempo suficiente para finalizar el proyecto?
5. Generador de conocimiento: ¿Produciría la solución alguna diferencia en los
que se refiere a la teoría y la práctica de la gestión cultural? Un problema
trivial cuya solución no enriquece la teoría, ni es útil en la practica debe
rechazarse y volcar el esfuerzo en cuestiones de mayor interés teórico o
práctica.
6. Generador de nuevos problemas: ¿Va a abrir nuevos interrogantes en el
campo de estudio? Una buena investigación no sólo contesta a una
pregunta sino que plantea nuevas cuestiones de cuyo estudio depende el
avance de las ciencias sociales.
Desde algunos enfoques de investigación, como la investigación-acción, existen otros
criterios para valorar al problema, tales como: que sea práctico y real, que tenga
utilidad para los prácticos, que responda a las necesidades de la práctica de la gestión
cultural, que sea aplicable a corto plazo o que sirva para cambiar o mejorar la práctica.
3. Formulación del problema
Formular correcta un problema consiste, básicamente, en reducirlo a sus aspectos y
relaciones esenciales. Debe ser formulado con precisión, en una o varias preguntas
concretas donde se relacionen las variables implicadas.
Algunas condiciones que debe cumplir son:
Especificar lo que ha de determinarse o resolverse
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Restringir el campo de estudio en un interrogante concreto
Enunciarse de una forma clara y unívoca, de modo que la respuesta sólo
admita respuestas precisas
Susceptible de verificación empírica. No debe plantear juicios de valor sobre
lo que es mejor o peor, sobre cómo debería ser idealmente la realidad, sino
sobre cómo es realmente.
Su formulación debe responder a tres criterios básicos:
1. Claridad. Cualquier persona que lea el problema debe entender a qué
cuestiones se pretende responder con la investigación
2. Concisión. En este caso, lo breve y bueno, dos veces bueno.
3. Operatividad. El planteamiento operacional consiste en especificar no sólo el
fenómeno, sino también en qué unidades va a ser medidos cada uno de
estos efectos.
4. Etapas del planteamiento del problema
Aunque no existe un único procedimiento, una buena sugerencia para el
establecimiento del problema de investigación para un proyecto puede ser:
1. Elección de un área o tema
2. Identificación y delimitación del problema
3. Valoración del problema
4. Formulación definitiva
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